Alvar Aalto: una vez más
con tus maderas alabeadas
y tus sillas de sentar.
Alvar Aalto: nos conmueve
la pura serenidad
de las cubiertas angulares
de tu casa boreal.
Alvar Aalto: es que quizás
el vuelo alado de tus pájaros
se reproduce intemporal,
puro elemento de arte lírica
triangular.
Alvar Aalto: esta hermenéutica
de meta filosofal
y erectos pinos rojos,
vendrá —¿o no vendrá?,
con sus pulidos paramentos
a ser retablo popular.
Alvar Aalto: en el impar
lienzo del lago húmedo
el bosque humano está detrás.
Así tu genio bate
un mudo abeto en el cristal
y se hace pura geofonía
en el paisaje dominical.
Alvar Aalto: el arquitecto
del más vecino más allá.
Tu poesía escandinava
de colectiva intimidad
aún es intacta y blanca nieve,
aún es materia intacta, albar.
La arquitectura de Alvar Aalto,
textura de arco en alto altar.