El abejorro Mostachón,
afilando su aguijón,
se escondió detrás
de un alcatráz
con ganas de picar.
El abejorro Mostachón,
sanguinario y bigotón,
decidió esperar,
pues a no tardar
alguien tenía que pasar.
Por el camino sembrado de flores,
el señor Cri-Cri
con la Ricitos de Oro
venían platicando los dos de ti.
Y al doblar la vereda,
frente a la pradera
del alcatraz,
salió por detrás
y sin ruido
¡el vil bandido
de Mostachón!
¡Qué susto llevaron!
Los dos se abrazaron,
temblando de miedo
del aguijón.
La pobre Ricitos
lloraba espantada
ante la facha
del Mostachón.
Córrele, córrele aprisa,
porque a los dos,
córrele, córrele aprisa,
nos quiere picar.
Córrele, córrele aprisa,
corre más veloz,
córrele, córrele, córrele,
córrele, córrele, córrele,
cóóóóóóó...