Francisco de Aldana

No se sabe a ciencia cierta donde nació Aldana, creyendo Rodríguez Moñino que era natural de Alcántara, como su padre, el ilustre capitán de los Tercios Bernardo de Aldana, si bien la mayoría de los estudiosos consideran que nació en Nápoles, probablemente en 1537. Era hijo del capitán de la guarnición militar destacada allí. Su juventud la pasó en Florencia, entregado al estudio de las lenguas clásicas y de los autores de la antigüedad, de los que llegó a ser un buen conocedor; además llegó a dominar incluso una docena de lenguas. Como poeta, es uno de los representantes del neoplatonismo en la poesía española. Como poeta fue tan alabado en su época que fue llamado el Divino por el mismo Miguel de Cervantes Saavedra, quien lo nombra en su obra de la Galatea y "símbolo del Renacimiento" por los creadores del Diccionario de Autoridades, quienes lo hicieron figurar entre la Autoridades de la Lengua.

No se sabe a ciencia cierta donde nació Aldana, creyendo Rodríguez Moñino que era natural de Alcántara, como su padre, el ilustre capitán de los Tercios Bernardo de Aldana, si bien la mayoría de los estudiosos consideran que nació en Nápoles, probablemente en 1537. Era hijo del capitán de la guarnición militar destacada allí. Su juventud la pasó en Florencia, entregado al estudio de las lenguas clásicas y de los autores de la antigüedad, de los que llegó a ser un buen conocedor; además llegó a dominar incluso una docena de lenguas. Como poeta, es uno de los representantes del neoplatonismo en la poesía española. Como poeta fue tan alabado en su época que fue llamado el Divino por el mismo Miguel de Cervantes Saavedra, quien lo nombra en su obra de la Galatea y "símbolo del Renacimiento" por los creadores del Diccionario de Autoridades, quienes lo hicieron figurar entre la Autoridades de la Lengua.

Como su padre y su hermano se consagró a la carrera militar, que no tardó pronto en detestar ansiando la vida contemplativa, y combatió como capitán en San Quintín, donde tuvo una actuación destacada, tanto que el rey Carlos I de España lo mencionaría por su valor; y, ya general de Artillería, fue enviado a Flandes en 1572 bajo el mando de don Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, hermano del duque de Alba; durante el sitio de Harlem, donde fue herido por un mosquetazo en un pie.

Residió en la corte de los Médicis en Florencia, donde concluyó su formación. De vuelta en España, fue alcalde del castillo de San Sebastián y un gran consejero y amigo del rey, Felipe II de España. Puesto por el rey al servicio del rey de Portugal Don Sebastián, sobrino de Felipe II, el rey lo apreció tanto que le regaló un collar de oro por valor de mil ducados. Francisco de Aldana, junto a Diego de Torres, fue el encargado de llevar a cabo la exploración del territorio marroquí, disfrazado de judío, labor que hizo en dos meses. Francisco, conocedor de casi una docena de lenguas, no tuvo problemas para desempeñar esta difícil misión. Murió el 4 de agosto de 1577 luchando contra los musulmanes en la batalla de Alcazarquivir, como general de la infantería de la expedición de Don Sebastián, aunque había desaconsejado esa empresa y estaba a disgusto con la idea.

Su hermano Cosme editó en dos partes (Milán, 1589; Madrid, 1591) lo que pudo hallar de su obra, en la que destacan en particular los sonetos donde revela su desengaño y disgusto por la vida militar que llevaba y expresa su deseo de retirarse para llevar una vida contemplativa en soledad y en contacto con la naturaleza. También son importantes una Fábula de Faetonte en endecasílabos blancos, la muy original Canción a Cristo crucificado y la extraordinaria Epístola a Arias Montano sobre la contemplación de Dios y los requisitos della (1577), en tercetos encadenados, de inspiración neoplatónica, que ha pasado a todas las antologías de poesía en castellano como obra clásica por contenido y estilo:

Pienso torcer de la común carrera
que sigue el vulgo y caminar derecho
jornada de mi patria verdadera;
entrarme en el secreto de mi pecho
y platicar en él mi interior hombre,
dó va, dó está, si vive, o qué se ha hecho.
Y porque vano error más no me asombre,
en algún alto y solitario nido
pienso enterrar mi ser, mi vida y nombre
y, como si no hubiera acá nacido,
estarme allá, cual Eco, replicando
al dulce son de Dios, del alma oído.

Admirado por Francisco de Quevedo, que intentó editar sus obras en el siglo XVII para combatir el lenguaje culterano, y por Cervantes, quien lo pone junto a Boscán y Garcilaso, fue reverenciado por poetas de la Generación del 27 como Luis Cernuda.

Sonetos

Al cielo
Alma Venus gentil, que al tierno arquero
¿Cuál es la causa, mi Damón, que estando
Cuál nunca osó mortal tan alto el vuelo
El ímpetu cruel de mi destino
Es tanto el bien que derramó en mi seno
Galanio, tú sabrás que esotro día
Hase movido, dama, una pasión
Mil veces callo que romper deseo
Mil veces digo, entre los brazos puesto
Otro aquí no se ve que, frente a frente
Por un bofetón dado a una dama
Reconocimiento de la vanidad del mundo

Otros poemas

Carta para Arias Montano (también conocida como Epístola a Arias Montano)
Pocos tercetos escritos a un amigo

Referencias

Wikipedia - http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Aldana




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