TAL VEZ ELEGIR EL FUEGO QUE NO QUEMA
He pensado en el vértigo,
en dejar que el mundo gire
hasta romper su eje.
He sentido el temblor,
el susurro antiguo que invita
a abandonar la lógica.
Pero hay llamas
que iluminan más
cuando no se tocan.
Y tú,
que fuiste relámpago,
puedes quedarte en el cielo,
sin caer.
Yo elijo la llama quieta,
la que abriga sin devorar,
la que no arrasa mi casa,
ni arranca mis raíces.
Te dejo en el umbral
donde florecen los imposibles,
como esas flores
que sólo viven en los sueños.
Y me quedo
con esta vida
que he sembrado con manos reales,
con días verdaderos,
con amor que no necesita incendios
para ser cierto.
