2. Las cartas no enviadas
Te escribí una carta,
la dejé encima de la mesa
como si en el papel pudieras leer
lo que no me atrevo a decirte.
No era una carta de despedida,
no aún.
Era una carta de preguntas,
de esas que no se responden,
pero que te persiguen
sin descanso.
Te dije algo que no dijiste.
Te mostré lo que temía
sin querer hacerlo.
Y al final,
no la envié.