Fernando Viveros Collyer

LXXXVII– Teorìas (poèticas) de la danza

un asana

Está mirando           allá arriba
La mañana toda estuve mirando cómo llega al mediodía
Y ahora casi en contra de la pura voluntad se ha guardado en el cuenco de las manos
Despacio, hoy, en un juego de figuras de un software digital
Ha comenzado a estirar las líneas
Un laser quirúrgico
Lentamente las axilas se han comenzado a abrir
Hasta casi amenazar con desmontar uno y el otro hombro
Este cuerpo contracturado parece, quisiera bailar
Hay que ir observando la piel, sentirse debajo
Cómo las huellas del dolor y de la angustia en los músculos se alisan
Los gemidos se deslizan. Las estridencias resuenan, yéndose.
Y hasta las alegrías se sofocan
Pues en el estiramiento se confunden placer y dolor
En esa forma sublime
Esa forma ya muy tibia del mediodía
Entonces ha comenzado el torcionar parte a parte
Hay que ir a la redonda cintura.
Y volverla y revolverla. De modo que la derecha casi sea la izquierda
Y viceversa. En pugna.
Ir a las vértebras para comenzar a espiralearlas
Retorciéndoles unos aires de una en una
En un baile de la lentitud que se aprieta contra si misma
Y dejarlas volver a un centro indiscernible pero exacto
Los rayos del mediodía
Hay en este tiempo que se alarga una cosa
Y hay en el tiempo que se tuerce otra
Y el entendimiento sabe de estos otros lenguajes
Piensa de otras maneras. Las cosas significan distinto.
La cosa primera se puede decir: duración
Que en ella lo detenido se mueva. Solo lo suficiente quizás para dejar transcurrir.
En la segunda hay una dialéctica
Completamente movilizada y su opuesto
Dibujando en la danza una buena antítesis
De manera que lo de arriba sea también lo de abajo
Lo de la izquierda también la derecha
Lo de dentro también el afuera
Y, así, en giros interminables como de una tierra alrededor de su sol
La duración se limita en la justicia del tiempo
Y el cuerpo se siente por un rato uno. Agradablemente.
Esta danza tiene un final que se hace sentados
Los ojos parecen cerrarse a la luz involuntariamente
El concepto ha llegado a decir: bailar, y secretamente
Ninguna necesidad ya de expresión
El movimiento es oscuro y apacible
Sentados. Pero igual podría ser de cabeza
Todas las imágenes pueden venir bienvenidas
No todas elegidas por este cuerpo libre
Que escribe el poema en el atardecer de un día

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