El sol se apago al ver tanta aberración, la humanidad a ciegas quedo,
Y la faz del mundo, de tinieblas se cubrió.
El céfiro del austro de susurrar se canso,
Guardo silencio ante el gemido desgarrador
De esas almas que no tienen ni consuelo ni amor.
El mar brama con furia, y su estruendo se escucha hasta donde se esconde el sol;
La maldad es una llaga horrenda que supura, hedor de desolación.
El Angel de la locura enloqueció la cordura de los hombres,
Y la rosa blanca del amor, se marchito para siempre de sus corazones.
¿Quién se acuerda de hacer el bien, en que corazón todavía existe compasión?
Pues el hombre solo sabe el mal hacer, solo el mal y nada mas.
La paloma del temor huyo del corazón de los hombres;
Ya no hay respeto ni siquiera para Dios;
Parece que el hombre de el ya se olvido.
Nubarrones de desesperanza y desconsuelo s
se divisan a lo lejos; pronto la tormenta arreciara;
Ya nada, nunca mas volverá a ser igual,
Y el dolor florecerá como el cardo en el corazón de los hombres...