Llevo días con una inminente y profunda ola de sentimientos, hasta ahora encuentro el momento de llorarlo, de sentirlo, de abrazarlo.

En particular, me veniste a la mente

Llegaste impredecible

Escuché a una cáncer cantar y enseguida tu imagen me vino al consciente. Nuestra imagen.

¿Qué estarás haciendo?

¿Tu vida ha cambiado mucho desde la última vez?

¿Piensas en mí?

¿Qué tanto?

¿Seguirás prefiriendo los lugares sin gente?

¿Qué hay de tu mamá?

¿Tu papá está mejor?

Me pregunto si hubo ritual alguno para soltar a esa versión de tí, a esa que yo conocí, a esa que yo besaba; a esa mujer tímida y azulada.

Ya he olvidado como se siente tomar tu mano o decir “te amo”

Acaciarte ya no es más que un vago recuerdo táctil, agradable al cerrar los ojos.

Ahora...

Ya he perdido la cuenta de todas las noches que han pasado desde aquella última llamada.

Lejos, desde aquí, te abrazo y abrazo a esa tú-pasado tuya y a ese yo-pasado mío esperando que en esa cápsula de tiempo vivido esos nuestros pasados, conserven.

Te quiero.