Fábula
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Aunque te haya elevado la fortuna desde el polvo a los cuernos de la… si hablas, Fabio, al humilde con d… tanto como eres grande serás necio… ¡Qué!, ¿te irritas?, ¿te ofende mi…
Lloraban unos tristes pasajeros viendo su pobre nave combatida de recias olas y de vientos fieros… ya casi sumergida, cuando súbitamente
«¡Ah! ¡quién fuese Caballo! Un Asno melancólico decía; Entonces sí que nadie me vería Flaco, triste y fatal como me hall… Tal vez un caballero
Despeñado un torrente de un encumbrado cerro, caía en una peña, y atronaba el recinto con su estru… Seguido de ladrones
El autor a sus versos. Fieras, aves y peces corren, vuelan y nadan, porque Júpiter Sumo a general congreso a todos llama.
Perseguía un caballo vengativo a un ciervo que le hizo leve ofens… mas hallaba segura la defensa en su veloz carrera el fugitivo. El vengador, perdida la esperanza
A una Culebra que, de frío yerta, en el suelo yacía medio muerta un labrador cogió; mas fue tan bue… que incautamente la abrigó en su s… Apenas revivió, cuando la ingrata
La del alba sería la hora en que un filósofo salía a meditar al campo solitario, en lo hermoso y lo vario, que a la luz de la aurora nos ense…
Salicio usaba tañer la zampoña todo el año, y por oírle el rebaño, se olvidaba de pacer. Mejor sería romper
Cierto gato, en poblado descontent… por mejorar sin duda de destino (que no sería gato de convento), pasó de ciudadano a campesino. Metiose santamente
«Fabio está, no lo niego, muy nota… de una cierta pasión, que le domin… mas ¿qué importa, señor? Si se exa… se verá que es un mozo muy honrado… generoso, cortés, hábil, activo,
Un joven licencioso se hallaba en un estado vergonzoso… con sus males secretos retirado: En soledad, doliente, exasperado, cavila, llora, canta, jura, reza,
«Callen todos los perros de este m… donde está mi Palomo: Es fiel, decía el amo, sin segundo… y me guarda la casa... Pero ¿cómo? »Con la despensa abierta
Dos ranas que vivían juntamente, En un verano ardiente Se quedaron en seco en su laguna. Saltando aquí y allí, llegó la una A la orilla de un pozo.
Un miserable Enfermo se moría, Y el Médico importuno le decía: «Usted se muere; yo se lo confieso… Pero por la alta ciencia que profe… Conozco, y le aseguro firmemente,