#EscritoresEspañoles #Fábula #SigloXVIII II Libro VII
«¡Ah! ¡quién fuese Caballo! Un Asno melancólico decía; Entonces sí que nadie me vería Flaco, triste y fatal como me hall… Tal vez un caballero
Un milano después de haber vivido con la conciencia peor que un fora… enfermó gravemente. Supuesto que el paciente ni a Galeno ni a Hipócrates leía,
Con las orejas gachas y la cola entre piernas, se llevaba un raposo un gallo de la aldea. Muchas gracias al alba,
En la rama de un árbol, bien ufano y contento, con un queso en el pico, estaba el señor Cuervo. Del olor atraído
Llevaba en la cabeza una Lechera el cántaro al mercado con aquella presteza, aquel aire sencillo, aquel agrado, que va diciendo a todo el que lo a…
Cierto gato, en poblado descontent… por mejorar sin duda de destino (que no sería gato de convento), pasó de ciudadano a campesino. Metiose santamente
Es voz común que a más del mediodí… en ayunas la Zorra iba cazando; halla una parra, quédase mirando de la alta vid el fruto que pendía… Causábala mil ansias y congojas
Una lóbrega noche silenciosa Iba un León horroroso Con mesurado paso majestuoso Por una selva; oyó una voz ruidosa… Que con tono molesto y continuado
Perseguía un caballo vengativo a un ciervo que le hizo leve ofens… mas hallaba segura la defensa en su veloz carrera el fugitivo. El vengador, perdida la esperanza
Con varios ademanes horrorosos Los montes de parir dieron señales… Consintieron los hombres temerosos Ver nacer los abortos más fatales. Después que con bramidos espantoso…
Todo el pueblo, admirado, estaba en una plaza amontonado, y en medio se empinaba un titerero… enseñando una bolsa sin dinero. «Pase de mano en mano, les decía;
Despeñado un torrente de un encumbrado cerro, caía en una peña, y atronaba el recinto con su estru… Seguido de ladrones
Bebiendo un perro en el Nilo al mismo tiempo corría. —Bebe quieto—le decía un taimado cocodrilo. Díjole el perro prudente:
El autor a sus versos. Fieras, aves y peces corren, vuelan y nadan, porque Júpiter Sumo a general congreso a todos llama.
Salió cierta mañana Zapaquilda al tejado con un collar de grana, de pelo y cascabeles adornado. Al ver tal maravilla,