#EscritoresEspañoles #Fábula #SigloXVIII II Libro VII
Érase una Gallina que ponía un huevo de oro al dueño cada día. Aun con tanta ganancia mal content… quiso el rico avariento descubrir de una vez la mina de or…
Un miserable Enfermo se moría, Y el Médico importuno le decía: «Usted se muere; yo se lo confieso… Pero por la alta ciencia que profe… Conozco, y le aseguro firmemente,
Una tortuga a una águila rogaba la enseñase a volar; así la hablab… «Con sólo que me des cuatro leccio… ligera volaré por las regiones; ya remontando el vuelo
Un burro cojo vio que le seguía un lobo cazador, y no pudiendo huir de su enemigo, le decía: «Amigo lobo, yo me estoy muriendo; »me acaban por instantes los dolor…
A un buen cojo un descortés insultó atrevidamente. Oyolo pacientemente, continuando su carrera, cuando al son de la cojera
Con inminente riesgo de la vida un ciervo se escapó de la batida, y en la quinta cercana de repente se metió en el establo incautament… Dícele un buey: «¿Ignoras, desdic…
Un triste raposo por medio del llano marchaba sin piernas, cual otro soldado, que perdió las suyas
Los más autorizados, los más viejo… De todos los Cangrejos Una gran asamblea celebraron. Entre los graves puntos que tratar… A propuesta de un docto presidente…
Apacentando un Joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: «¡Favor!, que viene el lobo, labra… Éstos, abandonando sus labores, acuden prontamente,
De los confusos pueblos apartado, un anciano pastor vivió en su choz… en el feliz estado en que se goza existir ni envidioso, ni envidiado… No turbó con cuidados la riqueza
«Si cualquiera de ustedes se da por las paredes o arroja de un tejado, y queda, a buen librar, descostill… yo me reiré muy bien: importa un p…
Dos machos caminaban: el primero, cargado de dinero, mostrando su penacho envanecido, iba marchando erguido al son de los redondos cascabeles.
Meditando a sus solas cierto día un pensador filósofo decía: «El jardín adornado de mil flores, y diferentes árboles mayores, con su fruta sabrosa enriquecidos,
Cayó, sin saber cómo, Un Murciélago a tierra; Al instante le atrapa La lista Comadreja. Clamaba el desdichado,
Salió cierta mañana Zapaquilda al tejado con un collar de grana, de pelo y cascabeles adornado. Al ver tal maravilla,