Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris,

¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me m… ¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡can… que la sombra me enturbia la garga… y otra vez y mil la luz de enero. Entre lo que me quieres y te quier…

Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran,

La señorita del abanico, va por el puente del fresco río. Los caballeros

Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.

La lluvia tiene un vago secreto de… algo de soñolencia resignada y ama… una música humilde se despierta co… que hace vibrar el alma dormida de… Es un besar azul que recibe la Ti…

Ni tú ni yo estamos en disposición de encontrarnos. Tú... por lo que ya sabes. ¡Yo la he querido tanto!

Oye, hijo mío, el silencio. Es un silencio ondulado, un silencio, donde resbalan valles y ecos y que inclina las frentes

El mariquita se peina en su peinador de seda. Los vecinos se sonríen en sus ventanas postreras. El mariquita organiza

El grito deja en el viento una sombra de ciprés. (Dejadme en este campo, llorando). Todo se ha roto en el mundo.

Las alegres fiebres huyeron a las… y el judío empujó la verja con el… de la lechuga. Los niños de Cristo dormían, y el agua era una paloma,