A Pilar Zubiaurre
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En lo alto de aquel monte hay un arbolillo verde. Pastor que vas, pastor que vienes. Olivares soñolientos
El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico. Sobre el olivar
Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías
La piedra es una frente donde los… sin tener agua curva ni cipreses h… La piedra es una espalda para llev… con árboles de lágrimas y cintas y… Yo he visto lluvias grises hacia l…
En el café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: «Soy más valiente que tú, más torero y más gitano». En el café de Chinitas
Para ver que todo se ha ido, para ver los huecos y los vestidos… ¡dame tu guante de luna, tu otro guante perdido en la hierb… amor mío!
Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera. Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto. Árbol cuyos mil deditos
Salen los niños alegres De la escuela, Poniendo en el aire tibio Del abril, canciones tiernas. ¡Que alegría tiene el hondo
La mujer gorda venía delante arrancando las raíces y mojando el… la mujer gorda que vuelve del revés los pulpos ag… La mujer gorda, enemiga de la luna…
En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,
El grito deja en el viento una sombra de ciprés. (Dejadme en este campo, llorando). Todo se ha roto en el mundo.
La mar no tiene naranjas. ni Sevilla tiene amor. Morena, qué luz de fuego. Préstame tu quitasol. Me pondrá la cara verde,
Ya se ha abierto la flor de la aurora. (¿Recuerdas el fondo de la tarde?) El nardo de la luna
La señorita del abanico, va por el puente del fresco río. Los caballeros