Un bello niño de junco, anchos hombros, fino talle, piel de nocturna manzana, boca triste y ojos grandes, nervio de plata caliente,

Marzo pasa volando. Y Enero sigue tan alto. Enero, sigue en la noche del cielo.

Bajo el Moisés del incienso, adormecida. Ojos de toro te miraban. Tu rosario llovía. Con ese traje de profunda seda,

Se tendió la vaca herida; árboles y arroyos trepaban por sus… Su hocico sangraba en el cielo. Su hocico de abejas bajo el bigote lento de la baba.

Yo era. Yo fui, pero no soy. Yo era... (¡Oh fauce maravillosa

La tarde equivocada se vistió de frío. Detrás de los cristales, turbios, todos los niños, ven convertirse en pájaros

Noche de cuatro lunas y un solo árbol, con una sola sombra y un solo pájaro. Busco en mi carne las

Yo decía: “Tarde” Pero no era así. La tarde era otra cosa que ya se había marchado. (Y la luz encogía