Campanas de Córdoba en la madrugada. Campanas de amanecer en Granada. Os sienten todas las muchachas

Princesa enamorada sin ser corresp… Clavel rojo en un valle profundo y… La tumba que te guarda rezuma tu t… a través de los ojos que ha abiert… Eras una paloma con alma gigantesc…

¡Qué trabajo me cuesta dejarte marchar, día! Te vas lleno de mí, vuelves sin conocerme. ¡Qué trabajo me cuesta

Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías

Sobre el cielo negro, culebrinas amarillas. Vine a este mundo con ojos y me voy sin ellos. ¡Señor del mayor dolor!

La luna asoma Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables.

Teta roja del sol. Teta azul de la luna. Torso mitad coral, mitad plata y penumbra.

Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento. Tengo pena de ser en esta orilla

Granada, calle de Elvira, donde viven las manolas, las que se van a la Alhambra, las tres y las cuatro solas. Una vestida de verde,

La noche no quiere venir para que tú no vengas ni yo pueda ir. Pero yo iré aunque un sol de alacranes me coma…

Odian la sombra del pájaro sobre el pleamar de la blanca meji… y el conflicto de luz y viento en el salón de la nieve fría. Odian la flecha sin cuerpo,