LOS PELEGRINITOS
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Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir. Voces antiguas que cercan voz de clavel varonil. Les clavó sobre las botas
El río Guadalquivir va entre naranjos y olivos. Los dos ríos de Granada bajan de la nieve al trigo. ¡Ay, amor
La guitarra, hace llorar a los sueños. El sollozo de las almas perdidas, se escapa por su boca
En el gris, el pájaro Griffón se vestía de gris. Y la niña Kikirikí perdía su blancor
Era mi voz antigua ignorante de los densos jugos amar… La adivino lamiendo mis pies bajo los frágiles helechos mojados… ¡Ay voz antigua de mi amor,
Eran tres. (Vino el día con sus hachas.) Eran dos. (Alas rastreras de plata.) Era uno.
Los cien enamorados duermen para siempre bajo la tierra seca. Andalucía tiene largos caminos rojos.
Este galapaguito no tiene mare; lo parió una gitana, lo echó a la calle. No tiene mare, sí;
La muerte entra y sale de la taberna. Pasan caballos negros y gente siniestra
Salen los niños alegres de la escuela, poniendo en el aire tibio del abril canciones tiernas. ¡Qué alegría tiene el hondo
Virgen con miriñaque, virgen de Soledad, abierta como un inmenso tulipán. En tu barco de luces
¡Qué trabajo me cuesta dejarte marchar, día! Te vas lleno de mí, vuelves sin conocerme. ¡Qué trabajo me cuesta
Juan Breva tenía cuerpo de gigante y voz de niña. Nada como su trino. Era la misma
Cantan las siete doncellas. (Sobre el cielo un arco de ejemplos de ocaso.) Alma con siete voces