A Máximo Quijano
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Se trajo en el corazón un pez del Mar de la China. A veces se ve cruzar diminuto por sus ojos. Olvida siendo marino
Los niños miran un punto lejano. Los candiles se apagan. Unas muchachas ciegas preguntan a la luna,
En el café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: «Soy más valiente que tú, más torero y más gitano». En el café de Chinitas
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
Córdoba. Lejana y sola. Jaca negra, luna grande, y aceitunas en mi alforja. Aunque sepa los caminos
Yo tenía un hijo que se llamaba J… Yo tenía un hijo. Se perdió por los arcos un viernes… Le vi jugar en las últimas escaler… y echaba un cubito de hojalata en…
Pulpo petrificado. Pones cinchas cenicientas al vientre de los montes, y muelas formidables a los desfiladeros.
Eran tres. (Vino el día con sus hachas.) Eran dos. (Alas rastreras de plata.) Era uno.
Yo pronuncio tu nombre en las noches oscuras, cuando vienen los astros a beber en la luna y duermen los ramajes
Teta roja del sol. Teta azul de la luna. Torso mitad coral, mitad plata y penumbra.
Con todo el yeso de los malos campos eras junco de amor, jazmín mojado. Con sur y llama de los malos cielos
La elipse de un grito, va de monte a monte. Desde los olivos será un arco iris negro
Galán galancillo. En tu casa queman tomillo. Ni que vayas, ni que vengas, con llave cierro la puerta.
La sombra de mi alma Huye por un ocaso de alfabetos, Niebla de libros Y palabras. ¡La sombra de mi alma!