Sobre la acera, que el sol escalda… doblado el cuerpo la cruz obliga lomo imposible, que es una espalda desprecio y sobra de la fatiga, pasa la vieja, la inconsolable,

El gringo musicante ya desafina en la suave habanera provocadora, cuando se anuncia a voces, desde l… «el boletín famoso de última hora»… Entre la algarabía del conventillo…

Al astrólogo ensueño, sus novias:… contáronle el secreto de unas cosa… que un ruiseñor lunático, que cant… puso en sus sinfonías esas extraña… Era un noble pronóstico, que, enig…

Ya lo sabemos. No nos digas nada. Lo sabemos: ahórrate la pena de contarnos sonriendo lo que sufr… desde que estás enferma. ¡Ah, te vas sin remedio,

El barrio le admira. Cultor del c… conquistó, a la larga, renombre de… se impuso en cien riñas entre el c… y de las prisiones salió consagrad… Conoce sus triunfos y ni aún le in…

¿Ahora el otro? Bueno, a ese paso se han de contagiar todos, entonce… con la manía! Porque es el caso que no transcurre un solo día sin… sus novedades.

Has vuelto, organillo. En la acer… hay risas. Has vuelto llorón y can… como antes. El ciego te espera las más de las noches sentado

Sí, vecina: te puedes dar la mano, esa mano que un día fuera hermosa, con aquella otra eterna silenciosa «que se cansara de aguardar en van… Tú también, como ella, acaso fuist…