Emilio Ballagas

Soneto por un amigo muerto

Huerto de paz halló junto al venero
donde la sed no quema la garganta,
donde la fuente pura mana y canta
para mojar los labios del viajero.
 
Aunque es de noche mira con entero
ojo vivaz que el vértice levanta
de las sombras, hollando al fin su planta
ciudad de pensamiento verdadero.
 
Cómo el alma seméjase a la augusta
ave de la inmortal sabiduría
dando al olvido su corona justa.
 
¡Y qué simple vestido de armonía
pone a la vasta eternidad que asusta
el que en vigilia espera el postrer día!
Piaciuto o affrontato da...
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