Si la raíz se cambia en primavera
y en colibrí la rama reflorece
es porque el árbol de la cuna mece
la sangre iluminada en lo que espera.
Si la mano coincide con la esfera
y el corazón con el amor que crece
es porque ya lo que de mí perece
halló compensación más duradera.
Porque toda la luz que de esta zona
alumbra los contornos de mi vida
pide maciza forma de corona.
A tiempo que al huir desvanecida
en aguas primerizas se sazona
y su pasar y su pesar olvida.