Considera que en humo se convierte
el dulce bien de tu mayor contento,
y apenas vive un rápido momento
la gloria humana y el placer más fuerte.
Tal es del hombre la inmutable suerte:
nunca saciar su ansioso pensamiento,
y al precio de su afán y su tormento
adquirir el descanso de la muerte.
La muerte, triste, pálida y divina,
al fin de nuestros años nos espera
como al esposo infiel la fiel esposa;
y al rayo de la fe que la ilumina,
cuanto al malvado se parece austera,
al varón justo se presenta hermosa.