Si yo fuera una novia, me vestiría
como viste las novias mi fantasía:
Con un traje muy blanco de fino encaje,
corto, gracioso, alegre, sería mi traje,
y un amplio velo
que desde mi cabeza rodara al suelo;
flotando, sin horquillas, sin alfileres
como jamás lo llevan otras mujeres.
Radiante en ese velo me envolvería
y entre sus níveos pliegues juguetearía.
No me prendiera rosas artificiales;
sino las vivas rosas de los rosales.
¡Rosas y rosas,
y en mis manos de novia rosas dichosas
¡Rosas y rosas, y en mis labios las rosas de la alegría,
¡Si yo fuera una novia, cómo reiría!