¡...Padre y señor de mi alma, don Quijote,
Sobre nosotros tu locura enjuicia,
para que vuelva a enraizar y brote
en la tierra la flor de la justicia...!
¡Padre y señor de mi alma, don Quijote!
¡Vuelve a nosotros, Caballero Andante!
¡Más de prisa que nunca pon en trote
el pacífico andar de Rocinante...!
¡Que la tierra está en sed de la bravura
de tu brazo y tu lanza, y tu silueta,
es silueta de luz en la negrura
del siglo XX, que el demonio muerde...!
¡Vuelve a la tierra y al demonio reta!
¡Salva el alma del mundo, que se pierde!