Voluntad Gaucha
En la pampa solitaria,
bajo el cielo inmenso y claro,
dejo mi vida y mi canto,
como un gaucho solitario.
Dejo el caballo y la lanza,
compañeros de mis días,
que en las largas travesías
fueron mi fiel esperanza.
Las estrellas por testigos
de mis noches en vigilia,
guarden bien mis alegrías
y mis penas sin abrigos.
Dejo el mate y la guitarra,
con sus cuerdas resonantes,
que en mis tardes de quebranto
fueron mi voz y mi alma.
A los amigos del campo,
les dejo mi abrazo fuerte,
y en el viento, mi suerte,
que se pierda en el ocaso.
Que la pampa me recuerde,
como el gaucho que fui un día,
y que el sol, en su partida,
me despida con su verde.
