Viva el Paso Doble!
En la plaza del pueblo,
al son de las castañuelas,
giran faldas y espuelas,
bajo el cielo de azul velo.
El torero, con anhelo,
saluda a la multitud,
mostrando su juventud
en cada paso y figura,
mientras la música pura
vibra con gran plenitud.
La banda toca con brío,
el clarinete resuena,
la trompeta el aire llena
de un sonido bravío.
El público, con gentío,
aplaude con emoción,
siguiendo cada acción
del baile tradicional,
que en su compás magistral
cautiva cada corazón.
Mujeres de rojo y negro,
con claveles en el pelo,
danzan con gracia y celo,
su arte, un tesoro clarinegro.
Los hombres, de porte alegro,
marcan el ritmo con garbo,
su talante, firme y parvo,
complementa la belleza
de la femenina proeza
en este baile tan bravo.
La guitarra rasgueada
se une al fuerte tambor,
creando un dulce clamor
en la tarde dorada.
La plaza, engalanada,
vibra con cada pisada,
con cada vuelta lograda
en perfecta sincronía,
la danza es pura alegría,
pasión desencadenada.
Y al caer ya la noche,
el paso doble culmina,
la fiesta se ilumina
con faroles de broche.
Sin ningún reproche,
el pueblo unido celebra,
esta tradición que quiebra
la rutina cotidiana,
y hasta la nueva mañana,
el recuerdo los enhebra.
