Se quedarán mis versos cortos si hoy, te escribo.
Deseos de verte tenía y, ello se tornó imposible.
Nadie te dijo dónde estaría, menos de mi arribo.
No sabías de mi retorno y no fue para ti, elegible.
Ilusionada cruce todas las barreras, quería verte.
Esa noche de soledad, nunca pensada, me dolió.
Yo no te culpo, me recrimino a mí, por esperarte.
Esperaba verte ahí, pero ese milagro, no ocurrió.
Ansiosa y confundida me vi y, no lo podía creer.
¡Caramba! ¿Qué haré? Dije en un triste silencio.
Presa de dudas, pensarlo, fue lo que pude hacer.
Desde los recuerdos gratos, tu amor, reverencio.
Dichosa me sentí, al evocar a mi madre adorada.
Sus verbos aún, resuenan, como un festivo amor.
¡Evoca, sólo eso qué te dejó, una velada soñada!
Recuerda, eso que merezca censura, traerá dolor.