Me busco en las palabras que nunca dije,
en los ecos dormidos de mi propia voz.
Cada verso es un espejo,
cada rima un latido que olvidé escuchar.
Cierro los ojos y en la tinta oscura
se dibuja un rostro que apenas reconozco.
Soy todas mis dudas,
mis miedos, mis sombras,
pero también la luz que insiste en despertar.
En la brisa de un suspiro no resuelto,
en la grieta de un sueño inacabado,
encuentro pedazos de lo que fui
y fragmentos de lo que aún seré.
Ya la poesía me nombra,
me desnuda y me construye.
No sé si alguna vez terminaré de encontrarme,
pero mientras haya versos,
seguiré buscando.