Guardo un rincón que lleva tu memoria,
latente en cada sombra del ayer,
tu voz en el silencio vuelve a ser
la llama que da luz a mi historia.
El viento me susurra tu presencia,
tan lejos, y tan cerca, sigues tú,
y en cada atardecer brilla la luz
que al alma da refugio y resistencia.
Aunque el destino trace otro camino,
no habrá distancia que apague tu ardor,
pues vivo de tu huella, de tu amor,
y en mi pecho serás siempre el destino.