En el umbral difuso de los sueños,
se entrelazan anhelos y verdades,
creando puentes entre realidades,
donde el deseo es guía y son sus dueños.
En la noche, los sueños son los dueños,
de mundos sin fronteras ni edades,
donde habitan las más puras bondades,
y el espíritu encuentra sus diseños.
Mas al alba, la luz y la razón,
disipan las visiones de la mente,
trayendo claridad al corazón.
Mas no mueren los sueños, son simiente,
que brota en la vigilia con pasión,
uniendo cielo y tierra eternamente.