En el jardín donde el sol se posa,
surgen tulipanes de roja pasión,
como el fuego ardiente de un corazón,
que en cada pétalo su amor reposa.
Sus hojas verdes, en marco perfecto,
acarician el aire con suave brisa,
mientras su color en el alma se irisa,
como un beso tierno de amor secreto.
Cada tulipán es un susurro callado,
un latido fiel en la danza del viento,
que lleva en su esencia el puro sentimiento
de un amor profundo, jamás olvidado.
La tierra los nutre con mimos y sueños,
bajo el cielo azul de promesas y anhelos,
y en su fragancia se esconden desvelos,
de amores pasados y futuros dueños.
Oh, tulipanes rojos, fieles guardianes
de historias de amor que el tiempo no roba,
en vuestra belleza, el corazón se arroba,
y en vuestro fulgor, los deseos se afanan.
Allí, en el jardín de la vida y la espera,
los tulipanes rojos brotan sin miedo,
recordando siempre que el amor sincero
florece eterno, aunque el tiempo muera.