Allí, donde el alba deshoja quimeras,
danzan los sueños en velos de azur,
ríen los astros con voces ligeras,
tejen los vientos un cántico en sur.
Flotan palacios de escarcha y espuma,
ríndense al aire sin peso y sin ley,
soplan susurros de ámbar y bruma,
tiemblan sus muros de magia y de rey.
Brotan caminos de oro en la nada,
siguen los pasos que el aire forjó,
duermen los montes su cima encantada,
giran los cielos en hilos de sol.
Todo es un eco de luces errantes,
ríos de sombras en nácar y flor,
todo es asombro de azules cambiantes,
todo es un verso que canta el fulgor.