Suplicio!
Ha llegado mi suplicio, mi angustia inmisericorde,
Abrumándome con su peso, como una tormenta inclemente.
Mis días se han nublado, mi alma se ha entristecido,
Pues la carga de este tormento, mi corazón ha consumido.
Ya no encuentro la alegría, ni la paz que antes tenía,
Ahogado por la adversidad que me atormenta día a día.
Quisiera huir de este dolor, escapar de su crueldad,
Pero sus garras me sujetan, negándome la libertad.
Mi cuerpo se entumece, mi espíritu se debilita,
Ante la abrumadora fuerza de esta pena que me limita.
Siento que me ahogo, que me hundo en la desesperación,
Sin encontrar la fortaleza para enfrentar esta aflicción.
Sólo imploro a los cielos, que calmen esta tormenta,
Que me den la fuerza y el valor para vencer esta afrenta.
Que me permitan hallar la luz, en medio de esta oscuridad,
Y recuperar la esperanza, en esta cruel adversidad.
Pues sólo así podré superar este tormento implacable,
Y volver a encontrar la dicha, que hoy parece inalcanzable.
