Noche tras noche, el insomnio me acecha,
Llevándome a un mundo de sombras y dudas.
Mientras los demás descansan, mi mente se estrecha
En un mar de preguntas que no tienen ayuda.
¿Qué me impide encontrar la paz anhelada?
¿Qué secretos rincones perturban mi alma?
El silencio me cerca, la calma se ha marchado,
Y en esta oscuridad, mi ser no halla la calma.
Anhelo el sueño que logre borrar mis temores,
Que calme esta angustia que me roba el aliento.
Pero sólo encuentro la angustia y los dolores,
Que a cada hora me arrastran a un nuevo tormento.
Quizás en la aurora, la luz me ilumine,
Y libre de estos lazos, el descanso llegue.
Hasta entonces, mi espíritu se aflige y se afine,
Luchando por hallar la serenidad que le niegue.