Sonetos sobre el amor no correspondido
En la penumbra de un amor callado,
mi corazón late en su cruel prisión,
mientras tus ojos, ajenos a mi voz,
deslumbran en sueños lo que he anhelado.
Cada suspiro es un eco olvidado,
un rayo de luna en mi desilusión,
y en cada sonrisa, una nueva herida,
que hiere el alma con su frío estado.
Mas el amor, aunque manso y distante,
perdura en el aire, como un lamento,
y en la distancia, su esencia es constante.
Así, en la sombra de un dulce tormento,
mi amor sigue vivo, aunque sea errante,
y en su silencio, encuentro el sufrimiento.
—
En mis sueños te veo, bella y distante,
como una estrella inalcanzable y fría.
Anhelo tu mirada que me guía,
mas tu corazón permanece inquebrantable.
Cada noche te busco, desesperante,
recorriendo los caminos de la fantasía.
Pero al despertar, la cruda realidad me hiere
con la certeza de que eres inalcanzable.
Suspiro por tu voz, por tu sonrisa,
por ese gesto que me roba el aliento,
pero sé que mi amor es sólo una quimera.
En silencio, mi alma se desliza
entre la penumbra de este sufrimiento,
pues tu corazón a otro amor entregas.
