La noche llega, vestida de silencio,
silencio que se adentra en cada esquina,
y en la sombra que en mi pecho camina,
camina el alma en su destino incierto.
La luna brilla con su paso lento,
lento transcurre el tiempo sin medida,
y la esperanza, casi desvalida,
desvalida se pierde en el intento.
El viento habla palabras que no escucho,
escucho su murmullo al pasar leve,
leve como la duda que me embriaga.
Y en este sueño que me envuelve mucho,
mucho siento que todo se me mueve,
mueve el dolor que en mis ojos se apaga.