Tu voz resuena, dulce trovador del llano,
tejida en hilos de pasión y de esperanza,
y al corazón que escucha le da confianza,
como rocío al campo en beso temprano.
El eco de tus cantos, tierno y cercano,
acaricia la herida que el alma alcanza,
y en la tristeza, donde la luz no danza,
despiertas la alegría con toque humano.
Poeta de lo simple, de amor sincero,
en cada verso tuyo florece el arte,
y en cada nota vibra un mundo entero.
Eres eterno, Leo, ningún estandarte
se alza tan alto como tu canto entero,
que en nuestras vidas siempre será baluarte.