En el fondo del río duerme una estrella,
bajo aguas frías, blanca y pequeña.
Nadie la mira, nadie la escucha,
pero ella canta, brilla y susurra.
En el monte alto llora la tórtola,
triste y solita, pobre criatura.
Canta y pregunta por los amores,
perdidos todos entre las flores.
El viento pasa, lleva el lamento,
va sembrando pena en su aliento.
Y mis recuerdos, como la marea,
van y vuelven... pero se quedan.
¿Dónde se fueron aquellos días
de sol dorado y aguas tranquilas?
La niebla baja, cubre las quebradas,
y yo, en la sombra, vivo atrapada.
Que hable la tierra, que el llanto mude
en dulce canto, hondo y puro.
Pues aun en la sombra, fría y callada,
vuelve la vida, vuelve la esperanza.