Sobre Aviso No Hay Engaño
Clara como el agua
En la plaza ella lo dijo, bajo un cielo color de añil
Soy un libro abierto, cariño, en mis páginas podrás leer.
Me gusta el café por la mañana, las estrellas al caer
Y si el viento sopla fuerte, siempre quiero renacer.
La sinceridad es mi guía, no soporto la falsedad
La rutina me aburre el alma, ansío libertad.
No prometo calmas eternas, ni un siempre sin final
Pero te ofrezco mi mano, con la pura verdad.
Sobre aviso no hay engaño, te lo dije al comenzar
No me vengas con reclamos, si decides navegar.
El mar ya te mostré, con mareas y tempestad
Sobre aviso no hay engaño, no hay lugar para dudar.
El enamorado, ciego de amor y de pasión
Susurraba promesas, soñaba sin condición.
Te acepto como eres", juraba con emoción
Mas no tardó en olvidar, su propia confesión.
Con el reloj del tiempo, las quejas empezaron a llover
¿Por qué eres así?", le cuestionaba al atardecer.
Ella, firme como el roble, le recordó una y otra vez
Soy como la brisa libre, así te lo hice saber.
No puedes pedir al alba que no rompa el amanecer
Ni a las olas que en la orilla ya dejen de correr.
Así es ella, fuego y hielo, tormenta y placer
Le advirtió con su verdad, no quiso esconder.
Sobre aviso no hay engaño, y el viento se lo llevó
Las palabras eran claras, pero él nunca escuchó.
Ahora camina solo, bajo un cielo que oscureció
Sobre aviso no hay engaño, ella siempre se mostró.
Y en la plaza queda eco, de lo que una vez se dijo ahí
Soy quien soy, sin máscaras, así me quisiste a mí.
Sobre aviso no hay engaño, y en su historia un fin
Amar es un arte libre, no hay engaño aquí.
El refrán "sobre aviso no hay engaño" se utiliza en el contexto de la lengua española para indicar que cuando una persona ha sido advertida o informada adecuadamente sobre una situación o las consecuencias de sus actos, no puede alegar desconocimiento ni sentirse engañada si las cosas salen mal o si se enfrenta a las consecuencias previstas. Es una forma de recalcar la responsabilidad individual de estar atentos y tomar decisiones informadas. Si alguien te avisa o te advierte sobre algo y tú decides proceder de todas formas, no podrías justificarte alegando que fuiste engañado, pues ya tenías la información necesaria para evitar cualquier resultado negativo. Este refrán se aplica en muchos ámbitos de la vida, desde acuerdos comerciales hasta consejos personales. Por ejemplo, si alguien va a firmar un contrato y se le advierte leer bien las cláusulas antes de firmar, y esta persona no lo hace, entonces asume las consecuencias de su decisión conscientemente.
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