Si te olvidara, amor, no sería el olvido
ni esta sombra de ti rondando mis huesos.
No serían tus manos dos puertas cerradas
ni mi voz, en tu nombre, un eco sin dueño.
Si te olvidara, amor, no estarías en todo,
en la brisa que muerde, en la lluvia que insiste,
en la noche gastada de buscarte a tientas,
en el día vacío de no verte triste.
Si te olvidara, amor, sería mentira
esta herida sin filo, esta calma con fiebre,
este andar sin tus pasos, esta boca sin aire,
esta ausencia que crece, que calla y que duele.
Pero olvido es un río que nunca se apaga,
un aliento de nadie que a todos nos nombra.
Si te olvidara, amor, no serías ceniza:
serías fuego eterno quemando en mi sombra.
——
Si te olvidara, amor, no sería la tarde
tan honda en su quietud, tan llena de ecos.
No andarían mis pasos midiendo el vacío
ni mi sombra doblando la esquina de un beso.
Si te olvidara, amor, no sería tu risa
una lluvia escondida detrás de los muros,
ni la brisa en mi piel me hablaría en susurros
con la voz de un ayer que no cicatriza.
Si te olvidara, amor, todo iría más lento,
las campanas, el río, la luz y el invierno.
El reloj no tendría razones de arena
ni la noche el afán de esperar en silencio.
Pero olvido es un huésped que nunca se queda,
una brisa que cruza sin rumbo ni dueño.
Si te olvidara, amor, sería distinto:
serías un sueño y no un sentimiento.