Siempre vuelvo a tu esquina,
viejo barrio de viento y alcohol,
donde el eco de un tango lastima
y la luna se esconde en mi voz.
Los faroles apagan su estrella,
ya no brillan igual que ayer,
y en mi pecho la pena más bella
se hace sombra de un viejo querer.
Garganta en la bruma,
besando el olvido,
con un trago de angustia
y un verso perdido.
Silbando recuerdos,
llorando en la esquina,
a tiempos mas bellos.
el alma encamina.
Tu pañuelo es un río sin dueño,
un adiós que no quiso partir,
una copla que aún me despeña,
un fantasma que vuelve a latir.
Voy cantando mi pena en la calle,
sin que nadie la quiera escuchar,
soy un tango que muere en la tarde,
un silbido que sabe a final.