Plantaré un bello jardín,
que al mar hará parecer,
donde el pájaro cante al alba
y las estrellas al anochecer.
En él alzaré un palacio,
para soñar y descansar,
entre días verdes de bosque
y días azules de mar.
Rosas de fuego y rocío,
lirios que danzan sin fin,
susurros del viento en las hojas,
caricias de un sueño sin fin.
Fuentes de plata y cristales,
ríos que abrazan la luz,
donde el eco de dulces cantares
se mezcle en el aire azul.
Que broten semillas del alma,
que el mundo las vea brillar,
y en mi jardín infinito
la vida no deje de amar.