Tez de las flores, seductora y tierna,
Mecida por el céfiro más leve,
Tu aroma embriaga, deleita y enciende,
Un placer celestial que el alma eleva.
Pétalos suaves, terciopelo y carmín,
Exhalan un perfume que hechiza el jardín,
Abejas y mariposas, a tu lado,
Liban tu néctar, dulce y delicado.
La brisa traviesa, con su suave aliento,
Esparce tu fragancia por todo el viento,
Llenando el aire de un aroma sutil,
Que despierta los sentidos, un goce sin fin.
Oh, flor seductora, tu belleza es un don,
Un bálsamo que calma, una dulce canción,
Tu aroma es un recuerdo que el alma guarda,
Un tesoro preciado que el tiempo no arda.