Tu sombra quema el aire al recorrer,
mi piel despierta en llamas al sentirte.
Mis labios son abismos por beber,
y el mundo se estremece al presentirte.
Eres un sol de fiebre y de tormenta,
mi sangre es río en busca de tu fuego.
Si nombras mi dolor, mi voz revienta,
y caigo en tu fulgor como en un ruego.
Mis manos son relámpagos de ansias,
se pierden en la noche de tu aroma.
Tus besos son mi cárcel y mis ansias,
tu aliento es la corona de mi loma.
Oh, ven, consume el miedo y la razón,
que arda mi ser en roja adoración.