Ríos de arena sedientos, su cauce buscan,
Entre dunas doradas, su destino trazan.
Serpientes de cristal, su cuerpo destellan,
Y en el regazo ardiente, su sed alcanzan.
Sus aguas evaporan, su canto se extingue,
Y el viento susurrante, su recuerdo dibuja.
Como lágrimas perdidas, en el tiempo se hunden,
Y la nostalgia eterna, en el desierto fluye.
El cielo se oscurece, la luna los saluda,
Reflejos de plata, en su lecho se posan.
Ríos de arena duermen, su sed ya saciada,
Y el silencio envuelve, la tierra desolada.