El sol despunta, tiñe el cielo claro,
Sobre la ribera, me siento a soñar.
Recuerdos flotan, como espuma en el faro,
De aquel amor que nunca he de olvidar.
El oleaje brama, rompe en la orilla,
Como mi corazón, que tanto ha gemido.
El gavioteo llora, pena antigua,
Que en el alma mía aún sigue latido.
El viento acaricia, con suave dulzura,
Como tus manos que una vez me hallaron.
El sol poniente, enciende mi amargura,
Por ese amor lejano que dejaron.
Los días pasan, y mi nostalgia crece,
Mirando el sol que sale de la ribera.
Recordando aquel amor que floreció y perece,
Dejando en mi alma una herida certera.