Te busco en cada estrella suspendida,
en cada brisa suave del aliento,
te llamo en cada sombra del momento,
te siento en cada luz que da la vida.
Amor que nunca muere ni se olvida,
abrazo eterno, faro en mi tormento,
dulce refugio en horas de lamento,
voz silenciosa que aún me da salida.
Y mientras viva, seguirás en mí,
pues mi latido guarda tu presencia,
mi corazón, espejo de tu amor.
Cuando me vaya, volveré hacia ti,
seré lucero en la nocturna ausencia,
mirando al cielo, eterno resplandor.