Mitos Politiqueros
En el gobierno, un viejo refrán,
dice que el poder siempre corrompe,
y el político que no se rompe,
es como un mito, un cuento sin más.
Con promesas que suenan tan bien,
llegan al cargo, llenos de encanto,
pero pronto se llenan de espanto,
cuando el soborno toca su piel.
La honestidad se va por un caño,
y el pueblo queda solo y en llanto.
Con contratos que nadie comprende,
y licitaciones tan sospechosas,
se reparten las grandes cosas,
mientras el pueblo solo se ofende.
El dinero en los bolsillos vende,
los ideales quedan en el olvido,
y el fraude es un juego aprendido,
en el que todos quieren su parte,
y el servicio público es un arte,
donde el engaño es bien recibido.
Las leyes se doblan como papel,
cuando el poder y el oro se encuentran,
y los jueces, que nunca se enfrentan,
convierten la justicia en un pastel.
El gobierno se vuelve un burdel,
de favores y tratos secretos,
y el ciudadano, sin amuletos,
mira con desdén y desconfianza,
cómo la corrupción avanza,
dejando el país en mil aprietos.
Pero el pueblo no olvida jamás,
y aunque el sistema parece fuerte,
la verdad siempre encuentra su suerte,
y la justicia llegará quizás.
La corrupción es sombra fugaz,
que el sol de la verdad disipará,
y aunque tarde la lucha en llegar,
el cambio será su fiel aliado,
porque el pueblo cansado y enfadado,
derribará el reino del mal.
