Reloj de arena
En el silencio de las horas,
los granos de arena caen,
testigos mudos del tiempo que huye.
Cada instante, una gota de eternidad
que se escurre entre los dedos.
Las agujas del reloj danzan,
girando en círculos infinitos,
dibujando espirales de memoria
en el lienzo de los días.
Ayer, un suspiro lejano,
hoy, un parpadeo fugaz,
mañana, una promesa incierta.
El tiempo, ladrón de juventud,
esculpe arrugas en el rostro del alma.
En el espejo de los recuerdos,
veo reflejos de lo que fui,
sombras de lo que seré.
El presente, ese instante efímero,
se desvanece antes de ser nombrado.
Y mientras las estaciones se suceden,
en el jardín de la existencia,
florecen y se marchitan los sueños,
al compás de un vals interminable
que solo el corazón puede escuchar.
