Recuerdo su mirar de estrellas,
brillante y lleno de luz,
como si cada parpadeo fuera
un guiño del universo.
Era como perderse en el cielo,
entre constelaciones y nebulosas,
sus ojos eran el camino
hacia un mundo de maravillas.
En ellos podía ver el futuro,
y también el pasado,
un reflejo de sus sueños
y de todo lo que había amado.
Recuerdo su mirar de estrellas,
que me hacía sentir tan pequeña,
pero al mismo tiempo tan grande,
como si fuera parte de algo eterno.
Y aunque ya no esté a mi lado,
su mirada sigue brillando,
en las noches más oscuras
y en mis pensamientos más profundos.
Porque su mirar de estrellas
se ha grabado en mi alma,
y siempre será una guía,
una luz que nunca se apagará.