Hay casas que guardan secretos dormidos,
muros que callan verdades heridas,
y en Suances el viento arrastra un quejido,
un eco perdido de sombra y de vida.
Óliver llega, la herencia le pesa,
paredes que ocultan la muerte sellada,
un niño olvidado en grietas espesas,
silencio de polvo, verdad empotrada.
María Oruña teje en su historia
caminos de crimen, de duda y condena,
rincones de Cantabria llenos de gloria
que ocultan la huella de un alma en pena.
Las olas susurran, el puerto no olvida,
cada palabra es un laberinto,
y entre sus páginas, negra y cautiva,
la muerte navega con rostro indistinto.
No hay tregua en la costa, no hay pausa en el miedo,
el caso persiste, la sombra no cesa,
y en Puerto Escondido, tras cada secreto,
la niebla respira su fría promesa.